II La sociedad de los curanderos y curanderas de Segundo Berroterán y de la Virgen del Carmen bendita.
Desde comienzos de la civilización, el hombre instintivamente lleva consigo la idea de que existe algo superior a él. Desde un principio dominó y respetó los fenómenos de la naturaleza y los elementos que la conforman, como el agua, el sol, la luna, la tierra y el fuego. Finalizando la prehistoria el hombre empezó a agruparse alrededor de una idea religiosa, teniendo como base común la adoración hacia varios dioses, al transcurrir los tiempos el hombre fue incorporando a los objetos de adoración inicial, divinidades humanas centrados en figuras de criaturas que convivían con ellos y que aún ejercían algunas formas de poder o figuras que ya habían vivido como reyes, reinas, etc. ¡La imaginación popular!
La religión es la creencia de la existencia del alma, de una vida más allá de la muerte física y de principios no materiales y leyes morales que son las bases de todas las cosas. En el mundo actual se observa la existencia de un sinnúmero de religiones y sectas que se multiplican cada día. Este fenómeno social sucede por dos razones: la cultura y costumbres de los pueblos. Muchos tipos de espíritus de diversos estados evolutivos habitan la tierra. Cada uno ve a Dios a su modo e interpretan su palabra según su propio entendimiento.
Poniendo a prueba los diferentes estados de evolución espiritual, la importancia que se le da a nuestra existencia, nuestro valor como seres humanos, nuestro principal compromiso es con nuestro desarrollo espiritual, la importancia de la educación interna es independientemente de la religión a qué pertenezca cada uno.
Las ánimas si no se tratan con el debido respeto producen estancamiento, también al al l biénio temente de espiritualcurandero cuando se encuentra en un estado de indiferencia de su propio conocimiento y conducta. Un curandero sin sus ánimas, santos, espíritus, antepasados, no conserva efectividad dentro del mundo de la cultura espiritual.
Las ánimas, los santos y los curanderos deben estar completamente compenetrados, acompañados de la oración, y deben tener una conducta ejemplar, para poder andar por el camino emprendido de la espiritualidad, y proveer de salud, paz, y alivio a todas aquellas personas que soliciten sus servicios, porque esta unidad humana tiene que ser suficientemente atendida con responsabilidad. Por esto nosotros los curanderos tomamos conciencia de las circunstancias en que se vive y vivimos, para buscar el camino que conduzca hacia un excelente mañana.
No es que se va a cambiar en todo momento, pero sí para dar un mejor paso hacia la vida como ser humano, y más aún con la fortaleza que nos brinda las ánimas, santos, muertos, espíritus, los ancestros y en especial la oración. Todos los acontecimientos señalan y destacan que la idea más importante favorece el esfuerzo de la reflexión personal. Las enseñanzas recibidas y los compromisos para la vida conservan nuestra ánima. Es muy importante quienes nos enseñan y nos acercan a la cultura espiritual de nuestros antepasados.
Existen cuantiosas razones para pedirle siempre a las ánimas y a los santos, para la compresión y el entendimiento del camino espiritual, para fortalecer el conocimiento, para que nos ilumine por la ley del bautismo y la confirmación, y para emprender una comunicación eficaz, que nos acerque al conocimiento del mundo misterioso-espiritual y la vida misma.
Además esta cultura para los curanderos y las curanderas está escrito, es una historia ordenada para nosotros mismos, para que distingamos lo firme que son las enseñanzas de nuestros antepasados, que forman parte de nuestra ánima y de toda la cultura de nuestro pueblo y continente. Todo el conocimiento espiritual que recibimos es notable y profundo, también forma parte de una corriente religiosa elevada, que se desenvuelve apropiadamente en numerosos aspectos. Aporta un papel significativo a la conciencia, se concientiza significados amplios de las cosas de este mundo, lo bueno y lo malo, y lo más importante dedicarse a descubrir lo que es estar al tanto de la vida, el recapacitar para sí mismo y obtener un continuo sentir para conversar con armonía. Tener serenidad en lo que se anhela, poseer una comunicación efectiva, tener devoción e inspiración para el bienestar para así localizar la madurez espiritual y poder progresar y emprender la vida con buena actitud, esencialmente mantener la esperanza y la reflexión en nuestros pensamientos.
La relación que obtenemos los curanderos y las curanderas es una tradición patrimonial inmaterial que asumimos aquí en Venezuela a través de la Sociedad de los Curanderos de Segundo Berroterán y de la Virgen del Carmen, quienes difundimos el conocimiento sobre las prácticas de oraciones, cantos, curaciones, ritos, mitos, leyendas y en especial, de las plantas, como parte de nuestros antepasados