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La enfermedad, sanación y curación vista por curanderos y curanderas afrovenezolanos. II

A los afrodescendientes les fue impuesta una faena por los sacerdotes católicos, jesuitas y misioneros, aquellos estaban al servicio para la limpieza de la casa o iglesia (templo) y para el cultivo de la siembra. Pero se les agrega otra labor más, en este caso, una formación rígida, porque se les ordenaba implorar, rezar, santiguarse, contenerse, orar y se les exigía incorporarse a las misas, las cuales se hacían generalmente en los patios.
Estas reuniones fueron benéficas en cuanto que iniciaron un aprendizaje de la genuina visión católica. Se emprende pues el sincretismo entre los dioses originarios del África con lo católico. Progresivamente comienza un proceso de formación de la auténtica visión de los curanderos, yerbateros afrovenezolanos y afrodescendientes.
Los curanderos conocen el poder de la naturaleza, comprenden a cabalidad el significado de lo dulce, de lo amargo, de lo picante, del sabor de los tallos, hojas y raíces de las plantas. Los curanderos deben dominar la esencia de la vegetación para así poder llenarla de una carga de influencias y de energías astrales y cósmicas; donde interviene el día, la noche, el frío, el calor y otros elementos.
Por lo anteriormente dicho, un curandero está íntimamente compenetrado con la naturaleza y la gran piedad y la fe católica, sincretizada en una cultura, en una práctica afrocatólica, afrovenezolana. Es primordial el conocimiento de la oración y de la tierra como elementos esenciales en la convicción espiritual.
Por estas razones es importante para un curandero conocer la santa escritura de la Biblia, la vida de Jesús, de las vírgenes, de sus propios antepasados, ancestros y descendencia, para así poder sembrar una semilla, cosecharla y regarla.
Las enseñanzas de esta espiritualidad ha dado como producto una cantidad de narraciones adaptadas a cuentos e historias afrocatólicas.
Un ejemplo es el siguiente, hubo un tiempo en que la serpiente andaba parada, y al ver a la Virgen María encinta le habló y le preguntó: ¿todavía las mujeres paren? y la Virgen María impactada por el susto de ver y oír al reptil, inmediatamente identificó la presencia y la influencia de Satanás. María impresionada le respondió: maldita serás y arrastrada por el suelo andarás. La serpiente le contestó: pero picaré.
María llena de miedo, sobresaltada por aquella respuesta de Satanás supo que éste quería solamente causar enfermedad, muerte, locura, intriga, discordia, destrucción, epidemia, convulsiones, posesiones malignas y la destrucción de la paz y el amor del espíritu divino de su hijo Jesús.
La Virgen María nerviosa y conmovida con la respuesta que le había dado la serpiente, dijo: el Señor Dios, salvará a los necesitados de este mal que se aproxima a la humanidad. Un mal colmado de enfermedades, discordias, envidias, iras, rabias, traiciones por la influencia del espíritu maligno.
La Virgen le respondió a la serpiente: habrá plantas, unturas, raíces y oraciones para tu picadura. Seguidamente María pronunció una oración dirigida al Padre Todopoderoso: Señor, tú que estás en el cielo y en la tierra, ¡oh salve Padre, Dios Creador!
Apareció inmediatamente un ángel que le dijo: Dios Padre poderoso te salve María, el Señor esté contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es tu vientre, que tiene a tu hijo Jesús.
La serpiente colérica porque no había logrado su cometido para impedir el nacimiento del niño Jesús, se arrastró por el suelo y huyó velozmente, desde un matorral le respondió: habrá plantas, oraciones, raíces, unturas, para unos sí, y para otros no.
Es impresionante conocer la mística de la práctica religiosa más antigua, mestizada, y que nuestros antepasados lograron convertir en una experiencia religiosa que al pasar los siglos, se ha dado a conocer como una herencia cultural y espiritual.
Las raíces son el principio de todas las prácticas y tradiciones, es el umbral de nuestra verdadera cultura espiritual afrovenezolana, afrocatólica, y afrolatinoamericana. Es desde este punto, que se observa al afrovenezolano, al afrobrasileño, al afrocubano, al afrohaitiano, al afroperuano y a todos los afrodescendientes. Es desde allí donde nos identificamos, desde las tribus ingresadas a nuestro continente, como lo fueron los lucumíes, congo, arara, Dahomey (Benín) bantúes y muchas otras. Igualmente es en nuestro pueblo donde se observan las adoraciones sincretizadas de los afrodescendientes.
A los practicantes de la religión se les conoce con diferentes nombres. Observamos al congo, al lucumíe, al mandinga, a la cumbre trinchera, a los candombes, los santeros, el vudú, el espiritismo, a las materias y a sus cortes u escalas, al babalawo, a la iyalocha, al oriaté, al mayombero, al palero, al ngangulero, y al iyawo. Con estas denominaciones se identifican a muchos de los practicantes.
Todo tiene un principio, pero la formación y expresión más importante es la verdadera imagen de las deidades, de los dioses y diosas.
Ser un curandero, yerbatero, es relacionarse, comunicarse y valorar lo que se tiene, es una herencia ancestral en formación, es una cultura espiritual que pasa de generación a generación, para los hijos de nuestros hijos, y para todos aquellos que mantienen una valoración espiritual y de respeto con nuestros ancestros.
Los curanderos perciben las diferencias, es decir, así como ven el poder medicinal de las hierbas, de igual manera observan que el tabaco, es un elemento indispensable para el contacto con los espíritus, hoy por hoy encontramos que el tabaco se distribuye bajo distintas marcas: tabaco Picadura, tabaco Media cura, tabaco en rama, tabacos con sabor a chocolate y sus diferentes aromas, también los hay Habano, Tibisay y Corona. El tabaco es distribuido con un considerable interés comercial. Es un producto vegetal elaborado con las hojas de varias plantas del género Nicotiana tabacum que fue utilizada por nuestros indígenas para celebraciones rituales y religiosas.
En la casa de los curanderos se acostumbra a tener y a conservar, hoy en día, plantas curativas como el llantén, el orégano orejón, el malojillo, albahaca, artemisa, brusca, pazote, la mata de taparo y otras plantas beneficiosas para el estómago, el mal de ojo, los parásitos, el vientre, la picadura de avispa, la hechicería, para limpiar la casa, para desatrancar el conuco o el negocio.
Es necesario recordar que la formación de los curanderos, como por ejemplo el hecho de comunicarse con las ánimas, las oraciones que utilizan para la suerte, para alejar la pava, para ensalmar a los niños, asentar los parásitos, alejar las serpientes, para ensalmar la siembra para que la cosecha sea fructífera, para las mujeres embarazadas o que tienen el parto trancado, no es nuevo, siempre ha estado presente en nuestra cultura y costumbres de los pueblos.
El curandero ejerce una función esencial en las personas y en el lugar donde vive. Las personas acuden a él para buscar soluciones, para los dolores de cabeza, fracturas, dolencias, hinchazón, prurito, culebrilla, enfermedades de la piel, erupción, entre otras.
Para los curanderos esta es una herencia cultural-espiritual, tradición que cada generación hereda como un patrimonio, permitiendo una continuación de lo sobrenatural, de sus ancestros y de la vida misma.
Esta difusión sometida al tiempo, se transforma, se inventa, se corrige, pero lamentablemente también se envidia, se desprecia, se combate y se desvirtúa. Cada generación evalúa el legado que adquirió, toma y opta por lo que considera necesario y valioso.
Desde que el padre Dios Todopoderoso creó todas las cosas, la dedicación y el entusiasmo por las creencias espirituales han permanecido presentes en todos los siglos, épocas y milenios. Es él quien forma el cuerpo vital, el cosmo del mundo espiritual universal.
Los prejuicios raciales, la repugnancia por los oficios de la cultura afroespiritual, el desprecio por lo propio, son también actitudes transmitidas que están presentes o forman parte de lo heredado por nuestros ascendientes y por los mismos afrovenezolanos.
Los creyentes religiosos conservan una tradición basada en la confianza mística, que los acerca a Dios Padre, a Cristo, a los santos y a las deidades conservando así su cultura espiritual con madurez y educación.
Nosotros los curanderos, religiosos, espirituales, sin excepción de creencias y prácticas religiosas, doctrina, casa, familia, crianza y cultura, en algunos momentos de nuestra vida hemos invocado a Dios con ovaciones. También le hemos pedido que nos escuche cuando le rezamos, invocamos, imploramos, presentamos o le oramos con cantos y alabanzas, para que nuestros caminos estén preparados para el sacramento, el nacimiento, el bautismo, la congregación, la iniciación y liturgia.
Las muchas peticiones y aclamaciones que le hemos hecho a Dios, a Cristo y a los santos, en cualquier momento de nuestra vida espiritual lo encontramos revelado por San Pablo en Corintios, capítulo 12.
Dice San Pablo:
No quiero hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba a los ídolos muidos. Por lo tanto, os hago saber que nadie que hable por el espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de operaciones, pero Dios que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el espíritu palabra de Sabiduría; a otra palabra de ciencia según el mismo espíritu también dice el apóstol San Pablo: pero todas estas cosas las hace uno y el mismo espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo espíritu. Además el cuerpo no es un solo miembro y no muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo. ¿Por eso no será del cuerpo? Si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿Por eso no será del cuerpo?…y continua San Pablo: Más ahora Dios ha colocado los miembros, cada uno de ellos en el cuerpo como él quiso. Por qué sí todos fueran un solo miembro ¿Dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: no te necesito ni tampoco la cabeza, a los pies: no tengo necesidad de vosotros.
En su tiempo, nuestro Señor Jesucristo convocó a los doce discípulos y les dio poder y autoridad sobre los demonios, para curar enfermedades y a predicar el reino de Dios y hacer curaciones. Ese mandato se encuentra en la cultura espiritual de los pueblos.
Existen muchos tipos de espíritus, de diverso estado evolutivo que habitan en la tierra. Cada uno ve a Dios a su modo e interpreta su palabra según su propio entendimiento y pronunciación.
¿Qué provecho saca el hombre en todo su duro trabajo bajo el sol? Una generación va y otra viene, pero la tierra se sustenta en tiempo indefinido. El viento va hacia el sur, da vuelta en movimiento circular hacia el norte. El céfiro va girando continuamente y sin demora vuelve el viento a repetir el ciclo. El ojo no se satisface de ver, ni se satura el oído de oír, a eso es que se ha llegado, eso es lo que se quería hacer y lo que se ha hecho, eso es lo que se hará. Por eso no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Acaso existe cosa alguna, de la cual se pueda decir: mira esto que ha venido de la existencia, desde el tiempo anterior a nosotros?
La gente no tiene conciencia de su pasado. ¿Quién puede decir al hombre lo que sucederá bajo el sol, si hay más y más gente que anda buscando una nueva religiosidad?
Me pregunto ahora: ¿Dónde se equivocaron los cristianos, en el aparente choque entre la religión tradicional y la nueva? ¿Cómo puede la Iglesia cumplir hoy su misión de predicar la fe en Cristo? ¿Qué espiritualidad deben tener los comunicadores cristianos, de manera que su vida interior y su predicación del Evangelio tenga una nueva tendencia que impacte en la cultura espiritual popular?
Para mí no hay espiritualidad sin cultura y no hay cultura sin espiritualidad. En general la espiritualidad se entiende como una existencia religiosa comprometida. El compromiso de fe es la experiencia personal con Dios, de esa experiencia viene un alcance y una interpretación mucho más personal.
La experiencia personal con Dios, la espiritualidad latinoamericana no se desvincula del contexto socioeconómico: hay una situación de pobreza en la mayoría de los afrodescendientes. Esta realidad es arrastrada por el modelo económico latinoamericano.
Dios se preocupa por todos, especialmente por los niños, por los pobres, por los enfermos y por los ancianos. Da un gran valor a las relaciones interpersonales dentro de la familia, porque ésta es la primera en transmitir las creencias religiosas, los valores y las tradiciones.
Los católicos no se sienten completamente a gusto con la Iglesia católica, según algunas investigaciones que se ha hecho en la cultura espiritual en Venezuela, muchas cosas ocurren y pasan, pues la credibilidad en la Iglesia era la más alta entre todas las instituciones. Los fieles se relacionan profundamente con los símbolos, los rituales y los sacramentos, tienen devociones populares arraigadas, como la de Jesús crucificado, espejo de los propios sufrimientos.
El curandero es un ente espiritual en renacimiento, que coexiste en un medio más o menos violento, entre sociedades disímiles, donde la cultura de cada grupo social sufre modificaciones que afectan en todos los aspectos de la vida.
Entre estos cambios también se modifica el concepto de salud, de enfermedad, el de curación y sanación, siendo la sociedad más fuerte la que impone su modelo cultural. En términos generales no se respeta la diversidad

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